martes, 17 de septiembre de 2019

OTROS ESCENARIOS

CONTANDO CUENTOS EN ESCENARIOS COMPLEJOS




Gracias a Teatro Luz Creaciones tuve la oportunidad de narrar en un Mall. Es más,  se trató de la inauguración del Centro Comercial Costanera en Puerto Montt, evento no menor, porque los habitantes de esta ciudad han visto por largo tiempo como este gigante se levantaba ahí justo frente al mar, lugar cuestionable si se tratara en verdad de una ciudad  que cuida  su patrimonio y el entorno. La afluencia al lugar durante los tres primeros días fue impresionante. El tema es que la productora tiene el coraje de llevar la cultura allí donde pareciera que a nadie le interesa. No vamos a hablar de que hubo una asistencia  masiva en las actividades culturales, pero sí de la sorpresa que causó y lo grato que fue para quienes se quedaron a disfrutar del jazz, del clown y los mimos, del teatro y los cuenta cuentos. En verdad nadie espera  allí, en el centro del consumo,  encontrarse con eventos que usualmente disfrutaría   en el teatro, en un concierto, un bar e incluso la misma calle. Así sin más,  los artistas tuvimos la oportunidad de llegar a un público que probablemente en las instancias que estamos acostumbrados no hubiésemos tenido el honor de contar con él. En medio del barullo y la curiosidad de la gente por seguir recorriendo,  algunos se detuvieron y nos acompañaron en esta apuesta. Mirando hacia atrás, me quedé pensando en que ejercer en este tipo de espacios no es fácil. Se requiere de valor para dejar todo juicio atrás y plantearse , si soy una narradora de larga data y me jacto de ser profesional ¿Cómo voy a narrar en un Mall? La respuesta es sencilla.  Es casi seguro que nadie de quienes nos escuchó lo hubiese hecho en un lugar convencional.  Luego me inquietó el siguiente análisis: en un entorno tan colmado de estímulos, uno como narrador se da   cuenta que hoy en  día en este oficio  tenemos el desafío de usar la palabra  y la imaginación en un mundo que se basa y está cubierto de imágenes predeterminadas. Incluso las librerías están repletas de libros álbum, porque los niños necesitan ver para poder escuchar. ¿Hasta qué punto está el narrador dispuesto a utilizar  una cantidad de figuras y elementos para llamar la atención de los chicos?  Diferente es si se trata de un rango denominado la primera infancia de 0-3 en que efectivamente el niño está formando el lenguaje y para tener un concepto  y conectar los fonemas con el  mismo de alguna manera es necesario conectar con los objetos. Me refiero desde allí en adelante. Una vez que,  platónicamente hablando,  nuestro mundo de las ideas, ya es suficientemente amplio. El cerebro humano es muy cómodo y si tiene que ahorrar energía para no pensar lo hará. ¿Como narrador estoy dispuesto a ser parte de la tiranía que ejerce hoy la imagen por sobre la palabra y de la desidia cerebral,  llenando mi relato de objetos, láminas y  muñecos,  delimitando la imaginación de la audiencia  o seré fiel al oficio y recurriré a la entonación, al gesto y la conexión visual con el oyente, interpelándolo de vez en cuando para asegurarme de que siguen el relato? Si digo y el gato de todos colores se subió al árbol y realizo un gesto,  cada oyente verá el gato y el árbol que tenga en su imaginación. La calidad de la narración debiera ser protagonista y no las chucherías que salen de una bolsa, pues si en cambio  saco un gato de peluche sólo verán el muñeco  y no tendrán que imaginar nada. Probablemente haya que buscar un termino medio, al menos en Chile donde la conexión al wifi y el acceso a las pantallas es impresionante en comparación con el resto del continente y están causando estragos con la comprensión lectora a nivel nacional.   Incluso me atrevería  a plantear que para llamar la atención en primera instancia,  sí sea necesario recurrir a algún apoyo visual para conquistar al oyente, como un lindo escenario, por ejemplo, pero nunca tendríamos que dejar de lado el cuestionarnos hasta qué punto posicionamos lo visual por sobre la palabra, ya que en mi opinión,  hoy nuestro oficio es más necesario que nunca para reeducar a un público que se encuentra contaminado e invadido por el mundo de las imágenes y enseñarle aquello que para otras generaciones era innato: la capacidad de  imaginar. 

¡Abracadabra, creando  lo que digo! 

No hay comentarios:

Publicar un comentario