jueves, 13 de octubre de 2016

DESARRAIGO

DESARRAIGO



Vengo llegando de la Isla de Chiloé y de algunos otros lugares más remotos de la Región de los Lagos y ya sea en lugares  apartados o en la ciudad me deja abatida el ver como el desarraigo es el mal principal que sufre la gente de mi Región. Me atrevo a decir que lo mismo ocurre a nivel país, pero en esta columna  me remitiré a la Región de los Lagos.  Me refiero a ese desarraigo desde el alma, pues nos hemos dejado invadir a tal punto por lo externo que con mucho dolor observo como   el desconocimiento acerca de nuestras raíces es tan profundo que hemos perdido contacto con lo más esencial: nuestra tierra, aquella Wenu Mapu en que habitaban nuestros ancestros, la misma que fue tan generosa también con quienes más tarde llegaron como emigrantes. Las industrias que han impulsado el crecimiento y el desarrollo en el sector han depredado la zona de los grandes bienes naturales que teníamos.  Los campos son  parcelados y construidos. La gente vende sus tierras, porque ya no saben trabajarlas. Son varias las generaciones que las dejaron abandonadas, pues confiaron en que la industria externa como las salmoneras y las lecherías  les entregarían una mejor calidad de vida.  Las aguas han sido contaminadas  y los bosques nativos  sin el manejo apropiado van siendo sustituidos por eucaliptos, como si el desastre ecológico  en la VIII y IX Región no sirvieran de ejemplo. Es urgente tomar conciencia que de cada uno de nosotros depende mantener la identidad del lugar en que habitamos, pues quienes más sufren el desarraigo son nuestros niños. Cada núcleo necesita manos y pies para que el amor pueda fluir. Si el ímpetu de las manos de los padres se vuelca hacia el exterior, los pasos de la generación venidera también dejarán el terruño.  ¿Quién entonces cultiva la tierra? ¿Quién narra la historia de nuestros abuelos? En una de las tantas micros que tuve que tomar conocí a un joven que trabaja por turnos lejos de su hogar.  Sus niños van a las escuela prácticamente todo el día, así la madre también puede trabajar en turnos infernales y se asegura de que ellos reciban alimentación. Queda en manos de los docentes que esos pequeños tengan modales y sean capaces de regular sus emociones. Tarea imposible si además tenemos en cuenta la crisis que sufre nuestro sistema educativo a nivel nacional durante tantas décadas, sin importar si son colegios municipales, subvencionados o privados.  La abuela del joven, quién falleció hace ya un tiempo era el último eslabón que conocía las tradiciones de la tierra en esa familia, pues los padres a finales principios de los 90, ya habían optado por ser parte de esta errónea idea de desarrollo. El resultado niños sufriendo el desamor, la rabia y el descontento de sus progenitores. Niños cuyos padres en estos momentos se encuentran desempleados, desilusionados y buscan refugio en la droga, el alcoholismo y la prostitución. Niños cuyos padres producto de todo lo anterior han caído en la violencia y por lo mismo se encuentran presos. Entonces muchos de estos niños y adolescentes caen en un sistema mucho peor llamado Sename. Los profesores no reciben el apoyo necesario para contener tanta carencia,  pues los recursos han sido descaradamente robados. Terminan agotados, cansados, enfermos y con licencia. Un primero básico que visité había pasado por 3 profesores jefes en lo que va del año. Basta como ejemplo  mencionar el escándalo del DAEM aquí en Puerto Varas. Los granos de arena como visitar una escuela y llevar una hora de ilusión a través de los cuentos, mitos y relatos de nuestra tierra ayudan sin duda a endulzar esta realidad, pero los héroes anónimos como los profesores, bibliotecarios y auxiliares que conocí y que conozco  también se cansarán un día de dar la pelea. ¿Cuánto tiempo más vamos a esperar? Los niños, los jóvenes, los campos y las aguas de nuestra región no pueden seguir esperando. Ten Ten, Kai Kai y los Pillanes, ya se han puesto en movimiento. Nosotros también tenemos que hacerlo.  Es urgente que como ciudadanos votemos de forma responsable  en estas elecciones por quienes proponen soluciones  a corto y largo plazo en torno a estos temas. Es una oportunidad al alcance de nuestras manos. Votemos desde el amor el amor a nuestra tierra. 

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