En conjunto con el equipo de
PAR-EXPLORA durante la semana del 18 de Julio llevamos la magia de los cuentos
a diferentes rincones de la Región de los Lagos. Sectores que en general por
distancia quedan bastante aislados como la comuna de San Juan de la Costa. Teniendo en cuenta la escasa cantidad de
habitantes y que estos viven más bien desparramados muchas veces no se realizan eventos culturales
por considerarlos poco masivos. La realidad que me tocó ver estos días me ha
conmovido hasta los huesos, porque es en estas situaciones en qué más se nota
la falta de recursos destinados a mejorar la calidad de vida de las
personas. El tener acceso a actividades
que les permitan ampliar sus horizontes es imprescindible para el alma, pues la
cultura no se trata sólo de un espectáculo, sino de tener en cuenta la
verdadera esencia del ser humano. Es indignante ver como los recursos van a
parar a los bolsillos de personajes sin vergüenza que han prometido trabajar
por quienes representan, mientras la escases en estos lugares es evidente. Es así que cuando en el
momento menos adecuado la camioneta municipal se echa a perder, la comunidad
entera se moviliza para que los pequeños de un jardín infantil acudan a
escuchar los cuentos. Los marinos del sector se ofrecieron amablemente a
transportarlos y gracias a ellos pudimos llevar la actividad adelante. También
hay que mencionar el espíritu de las educadoras que en ningún momento se
rindieron a la inercia y pusieron todo de su parte para que los pequeños
pudieran participar. Los héroes anónimos cobran fuerza y sin ellos la vida
sería mucho más difícil e inhóspita. En Río Negro vi como un equipo entero de trabajo que no tenía
nada que ver con la organización, frente a la negligente organización de una
compañera de trabajo se movilizaron y me ayudaron a que fuera posible
hacer la presentación en una sede social de una población. Allí unos
chicos nos salieron al encuentro y en menos que canta un gallo volvieron
acompañados de un choclón de chiquillos ávidos por saber y aprender cosas nuevas. Es por eso que esta
columna está dedicada a todos los héroes anónimos que hacen posible con cada
grano de arena que este país siga creciendo. En San Pablo y Cochamó gracias a todos quienes vencieron la inercia
contra la lluvia y visitaron esa linda y acogedora biblioteca. Tanto padres y
niños gozaron de la experiencia y cada uno de nosotros terminó con el alma
colmada de bendiciones. Sí porque no hay mayor satisfacción que cumplir con la
tarea a pesar de las inclemencias junto a personas que verdaderamente se
preocupan de los demás. ¡Gracias!
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