martes, 24 de abril de 2018

Cuento de Navidad de Charles Dickens




Escrito el 23 de diciembre del 2017
A raíz de que hoy narré un clásico de la literatura, les quiero compartir lo siguiente!
Leer es un placer y aprender a disfrutar de la lectura es un gusto adquirido. Yo lo heredé de mi familia. Desde niña la Oma ( Mi abuela ) nos leía cuentos antes de dormir durante las vacaciones. Era todo un ritual ir a la cama. Nos bañaban, comíamos en la cocina con estufa a leña y luego subíamos en grupo a meternos todos a una cama para escuchar el cuento de turno. Generalmente era la mía por ser más amplia. La Oma llegaba, sacaba un texto del armario, se sentaba en la cama y abría el libro. La magia al ritmo de la cadencia de su voz inundaba la habitación. Mis favoritos eran: Froschkönig, Rumpelstiltskin y König Drosselbart. El Opa también contaba cuentos, pero los suyos eran sin libro. Mientras el leía el Mercurio yo me acercaba a veces y le pedía que por favor me contara los Músicos de Bremen o Alibabá y los Cuarenta Ladrones. Me encantaba, porque imitaba el galope de los caballos con sus manos en mi espalda y con voz ronca repetía el dialogo entre Morgana y los ladrones ocultos en las tinajas: "¿Es hora ya? ¡Ya llegará!" . Otras veces me explicaba lo que estaba leyendo en el National Geographic, me enseñaba historia, geografía y algo de ciencias naturales durante los paseos por el campo. Más adelante seguí el camino con Papelucho, quien me inspiró a escribir mi diario. Cuando estaba enferma con amigdalitis, por cada inyección mi mamá llegaba con las Preguntas y Respuestas de Charli Brown y otros ejemplares. Grande Enid Blyton, escritora inglesa, que me hizo soñar con Aventuras y Misterios cuyos protagonistas eran niños como uno. Leía hasta el cansancio con linterna debajo de las sábanas o esperaba muy paciente que mis padres bajaran para volver a prender la luz. Esos fueron mis primeros pasos en la gran aventura que implica aprender a silenciar nuestro interior para que el texto nos hable, nos penetre y la lectura se transforme en una experiencia de vida. Hoy leer cuesta mucho, porque para leer hay que tener tiempo, un bien escaso en la rutina diaria que nos absorbe. Ni hablar de leer o releer los clásicos, entendiendo por clásico una novela capaz de mantenerse vigente a lo largo del tiempo (Ej.: "EL Quijote", "La Odisea", "Siddharta", "El Principito","Crimen y Castigo", etc.)Los hemos dejado de lado porque son textos que nos hacen pensar, nos ponen cara a cara con la miseria y el dolor humano. Nos cuestionan y no siempre tenemos respuestas. Nos autoreflejan y estremecen por dentro.
Como padres y educadores tenemos que preocuparnos que los chicos lean y aprendan a leer de verdad. La calidad por sobre la cantidad. Que no se queden con libros fáciles o el resumen bajado de internet. Es necesario darnos el tiempo de enfrentar en conjunto los temas que los clásicos de la literatura nos proponen hoy en día. Un gran desafío, ya que la lectura de estos libros no es sencilla, pero con un buen guía se logra y se comprenden. Me tranquiliza saber que hoy un clásico de la literatura como lo es un CUENTO DE NAVIDAD ( Charles Dickens) tuvo tan linda acogida por parte de los pequeñitos, los más grandes y los padres que acompañaron. Es nuestra responsabilidad que los niños de hoy sigan leyendo, que adquieran el hábito y sean adultos que tengan interés en conocer la naturaleza humana, tema principal de los clásicos, pues en ellos se muestran los arquetipos desde la luz hasta el lado más cruel y oscuro. Un conocimiento profundo que nos permita cultivar valores que finalmente son los pilares de una sociedad sana, ya que los cuentos no están allí para que creamos en duendes o mostrarnos que los dragones existen. No, están allí y permanecen para mostrarnos que la magia en la vida es real y que podemos luchar y vencer los dragones que llevamos dentro.

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